Dentro del macro organismo que, hoy día constituye la Sanidad Pública con su complejo entramado, la figura del Médico de Familia, es uno de los pilares fundamentales de nuestra asistencia sanitaria.
El actual médico de familia que ha venido a sustituir al tradicional médico de cabecera, como les hemos llamado siempre, viene a ser la base esencial, de nuestro servicio público de salud. Sobre él, recae la gran responsabilidad del cuidado del ser humano en sus horas más bajas. Él es, el que tiene a su cargo la custodia, de ese gran arsenal que contiene todas nuestras Historias Clínicas que les ponen al corriente de cuantas vicisitudes se dan, en el devenir de nuestro ciclo vital.
Recuerdo a nuestro viejo médico, cuando acudía a nuestra casa, en la que era recibido con todo el cariño y se sentaba junto a la cama del enfermo, en aquella habitación zahumeriada con alhucema, donde no faltaba el sillón con la palangana, la toalla y su pastilla de jabón Heno de Pravia. Allí observaba pacientemente al enfermo mientras le colocaba el termómetro, le inspeccionaba la lengua, las pupilas, y pedía una cuchara para verle la garganta y una vez realizado el estudio, echaba mano de su bloc de recetas, prescribía el tratamiento y hacía trabajar al boticario, a base del mortero de ágata.
Hoy día, la vida está muy cambiada en lo que a sanidad respecta. Tienes que acudir por vía telefónica a solicitar cita, para que nos vea el médico, que se puede alcanzar, tras una demora, que a veces alcanza hasta una semana. Una vez concedida la cita para que acudiéramos a la consulta, el día tal… a las 12’13, allí nos encontramos a otro compañero de espera, que había sido citado para las 12`16. Tanto tiempo esperando para una consulta de tres minutos. Yo, he tenido gran suerte con la médico que me atiende, ya que es una profesional bastante competente y con una humanidad sin límites. Mientras tanto, otros no dicen lo mismo.
Pero, la mayoría estamos de acuerdo con la actuación de estos profesionales de la medicina familiar, a pesar de las esperas que hay que soportar para que les reciban en consulta. Esa es la cara de la moneda, pero si le damos la vuelta a ésta, nos encontramos con el reverso, que es la cruz.
El servicio que nos prestan estos profesionales se transforman por contra, en el momento de caer enfermo en cama. Acudes a solicitar su asistencia domiciliaria y la cosa da un giro de 180º. Los médicos de familia no acuden a asistirles a casa para que les atiendan y una vez que reciben el aviso, te mandan, desde el Centro de Salud más próximo, al Dr. x, una persona nada afecta, que ni siquiera toman asiento, porque tienen prisa y se tienen que ir rápidamente, y para colmo no vienen provistos de recetas, indicándote que te acerques a la farmacia y te den los medicamentos A y B, y vayas después al médico, para pasar nuevamente, el calvario de solicitar nueva cita, para que te las recete el día que tengas la suerte de recibirte. La sanidad pública andaluza es un desastre, es inhumana. Los Centros se hallan con bastantes bajas por cubrir. Los servicios de urgencias son tercermundistas.
He tenido la suerte, de comprobar este servicio en la Comunidad Extremeña, en la que se hallan debidamente atendidos, tanto en consultas como a domicilio y habiendo sido la región más pobre de España, ha sabido resurgir rápidamente porque tienen unos gobernantes, que aunque tengan el mismo color político, saben batirse el cobre por sus ciudadanos, mientras que aquí en Andalucía, se pasan el tiempo mirando las musarañas.
Sufrí hace unos días, un cólico nefrítico, y con una entereza sin límites, he superado unos dolores intensos durante todo el domingo, en espera de requerir la presencia de mi médico de familia para que me prescribiera un tratamiento adecuado ante dicha situación.
El lunes, a las nueve de la mañana, conecté con el teléfono 959-650793 de la Casa del Mar, en Huelva, donde se halla ubicado el Centro de Salud,en el que me han asignado los servicios sanitarios de la Seguridad Social. A las catorce y veinte hacía acto de presencia una joven, que decía ser la médico que me iba a atender, a la que invito a que tomara asiento, y de forma descarada, me dice: «No, porque tengo mucha prisa y me marcho enseguida.»
Le explico que he estado rabiando, con un dolor intenso, desde el final de semana y que he requerido sus servicios para que me prescriba el tratamiento más correcto y subsanar esta situación, y en forma desairada me manifiesta que yo no pertenezco a su cupo y ha venido a verme, porque me habían incluido en la lista negra, que fuera a la farmacia y les pidiera Nolotil y Paracetamol y que luego me pasara por la Casa del Mar, para que mi médico de cabecera, me extendiera las recetas.
Le hice ver que tenía 91 años, que me había quedado viudo hace ocho meses, que estaba solo, que debido a una intervención de gonartrosis en ambas rodillas, padecía de fuertes dolores que me impiden caminar y salir a la calle, ya que mi movilidad es reducida, habiéndoseme reconocido la invalidez absoluta, que soy pensionista después de haber ejercido durante treinta y ocho años como A.T.S de zona en Insalud, y dieciocho como diplomado de empresa en Azucarera del Guadiana.
A la pregunta que le hice, si tenía derecho a ser asistido en las circunstancias descritas, en mi domicilio, me respondió: «Yo no le hago a Vd, ninguna receta, ya que no estoy autorizada para ello». Y la verdad, me quedé como el negro del sermón, con los pies fríos y la cabeza caliente.
Señores, ¿a dónde ha llegado el deterioro de nuestra Seguridad Social?, ¡qué poca consideración para estos pobres viejos que hemos estado cotizando toda la vida para tener asegurada nuestra vejez!. Esta pléyade de médicos jóvenes, que salen de nuestras facultades, hoy día, sin conocer las reglas deontológicas profesionales, que tratan a los pacientes con toda clase de desconsideraciones, sin importarles un comino su comportamiento vergonzante.
Puesto en contacto, en el día de ayer con la Casa del Mar, me comunicaron que los médicos de familia no prestan servicios domiciliarios, y que lo comunicaron al Centro de Salud de las Adoratrices, desde donde me mandaron a esta facultativa.
Amigo lector, procura no ponerte enfermo, porque lo único que podemos afirmar, es que morir habemus.
Lorenzo González.
Esta entrada se ha realizado uniendo dos artículos del blog de nuestro amigo y comentarista Lorenzo: http://memoriasonubenses.blogspot.com
Os dejamos también este interesante Link: La Sanidad Española sale de la lista de los 20 mejores sistemas de Europa.